Han pasado ya 508 años desde que Martín Lutero clavó las 95 tesis en la iglesia de Wittenberg, suceso que cambió la historia de la humanidad y que corrigió el rumbo por el que iba la iglesia en aquel tiempo. ¡Hay muchísimo que decir al respecto! Pocos se han puesto a considerar la increíble riqueza espiritual que la Reforma nos ha dado y nos sigue dando a lo largo de los años, pero es una hermosa herencia que está disponible para todos los santos.
Ahora, una pregunta que quisiera responder a través de este blog es la siguiente: ¿Cómo podemos sacar provecho de la Reforma el día de hoy? Y tal vez no solo hoy, ¿Qué tal también mañana, pasado mañana y de aquí en adelante?
A continuación voy a sugerirte algunas cosas que puedes hacer desde donde sea que te encuentres, que te ayudarán a disfrutar de esta hermosa herencia que tenemos a nuestro beneficio y que pueden también cambiar el curso de tu vida para siempre.
1. Atesora la Biblia: Uno de los logros más significativos que trajo la Reforma fue que la Biblia pudiera ser accesible a todas las personas en su propia lengua. Anteriormente, la Biblia estaba solamente en latín (un idioma que se consideraba santo) y solo pocas personas pudientes y educadas tenían acceso a una copia, entre ellos, los líderes oficiales de la iglesia católica romana. Sin embargo, John Wyclif y Martín Lutero fueron precursores en el trabajo de traducción de la Biblia en el lenguaje del pueblo para que ellos mismos pudieran conocer a Dios y Su voluntad para sus vidas.
¿Cuánto estás valorando el hecho de que tengas acceso a la Biblia hoy? ¡Y en un lenguaje que puedes entender! ¿La lees, la meditas, la aprecias? Ha costado (y sigue costando) la sangre y el sudor de muchas personas que hicieron posible que la podamos tener hoy con tanta facilidad.
2. Aprovecha el resultado de los esfuerzos de los teólogos brillantes que guiaron la Reforma: Estos teólogos fueron relevantes en aquel entonces y siguen siéndolos el día de hoy. Dedicaron días, meses y años a reflexionar y dejar por escrito enormes tesoros bíblicos que hoy podemos disfrutar en enormes libros físicos o llevar en el bolsillo en nuestros celulares. Un clásico que recomiendo es La esclavitud de la voluntad de Martín Lutero, una obra que nos ayuda a entender nuestra necesidad del Evangelio. Otro recurso que está disponible y gratuito para esto es el esfuerzo de nuestros hermanos de Coalición por el Evangelio por condensar las 5 solas de la reforma en un ebook gratuito y accesible para todos llamado: Cinco verdades que cambian vidas: Redescubriendo el mensaje de la Reforma para nuestros días. Hay muchos más recursos increíbles, pero solo estoy colocando aquí aquellos que están en español y que son gratuitos para que empieces desde hoy.
3. Conoce la Biografía de los reformadores: Nunca es en vano conocer la vida y devoción de estos hombres. No solo aprendemos grandemente de su vida de piedad y su vasto conocimiento teológico, sino también de sus desaciertos y errores. Son seres humanos en carne y hueso que tratan de vivir la vida a la luz de la Palabra de Dios ¡Un reto que solo los valientes asumen y que está lleno de muchas victorias y fracasos! Personalmente, soy avivado al conocer cómo sus vidas, en medio de sus circunstancias y época, fueron utilizados enormemente por el Señor. Para esto, hay muchas maneras de hacerlo:
- Los hermanos de Volvamos al Evangelio hicieron una publicación reciente de la biografía de muchos de ellos. Puedes hacer clic aquí y conocer un poco más al respecto.
- Si quieres saber de ellos de forma audiovisual, los hermanos de BITE han elaborado muchos vídeos biográficos de la mayoría de los reformadores. Puedes visitar su canal de YouTube haciendo clic aquí.
- Y si eres de los que les gusta algo más largo, un documental biográfico o película, hay muchos recursos así, disponibles gratuitamente en YouTube. Uno que vi recientemente fue el siguiente: MARTÍN LUTERO: reformador alemán | BITE ¡y fue increíble!
4. Valora la iglesia: Los reformadores no querían crear una nueva vertiente o religión, solo querían que la iglesia volviera a ser fiel a la Biblia, que esta fuera su suprema autoridad y no la opinión de hombres falibles e imperfectos. Uno de los logros más significativos de la Reforma fue recuperar el sentido de la importancia, la belleza y la pureza de la iglesia de Cristo. Si deseas conocer mucho más sobre cómo la Reforma apreció el valor de la iglesia, te recomiendo la Revista 9Marcas #6 | La Reforma y tu Iglesia, está gratuita y tiene mucho para enseñarnos el día de hoy.
Si queremos aprovechar lo que estos hermanos, guiados por Dios, consiguieron con sus esfuerzos y sacrificios para el beneficio de nosotros, debemos tener una alta estima por la iglesia de Cristo, aquella que es fiel a Su palabra y que trabaja en no ser conformada según el mundo, sino conforme a la Palabra de Su Dios. Y esta alta estima se ve en la práctica siendo parte de una iglesia local saludable, entregando nuestros dones al servicio de los santos y uniéndonos gozosamente a nuestros hermanos en la tarea de la gran comisión que el Señor nos ha entregado.
5. Disfruta la libertad del Evangelio: Por último, algo que los reformadores consiguieron para nosotros fue el mantener pura la enseñanza de la Escritura sobre la salvación solo por gracia, por medio de la sola fe en solo Cristo, para la gloria de Dios. Esto hizo que el pueblo del Señor por fin descansara del peso de sus muchas obras para conseguir méritos ante Dios, del pago de miles de indulgencias para la supuesta liberación del purgatorio y los hizo libres de muchas cosas supersticiosas que en ningún momento Dios demandaba ni describía en las Escrituras.
Una forma de aprovechar los logros de la reforma es luchar contra Satanás, nuestra carne, el mundo para mantener la libertad que Cristo consiguió con Su sacrificio perfecto en la cruz por nosotros. Una vida esclavizada en el legalismo, en la superstición y en la ignorancia bíblica era todo lo contrario al propósito de la reforma, y principalmente, es totalmente contrario a lo que quiere Dios de nosotros.
Que Dios nos dé una resolución tan fuerte al respecto como la que tenía Martín Lutero cuando dijo:
“En cuanto a mí, me opongo a los dictados de los padres, de los hombres, de los ángeles, de los demonios, no el uso antiguo, no a la gran masa de gente, sino únicamente la Palabra de eterna majestad, el Evangelio. . . Aquí estoy; aquí es; aquí me quedo; aquí me gloriaré; aquí triunfo; Aquí desprecio a los papistas, tomistas, henricistas, sofistas y todas las puertas del infierno, por no hablar de las palabras de los hombres, por santas que sean o de su uso engañoso. La Palabra de Dios está por encima de todo”[1]
[1] Ewald M. Plass, What Luther Says (Saint Louis: Concordia, 1959), 1368.