Un día me encontré con la siguiente frase del pastor Charles Spurgeon:
El lema de todo verdadero siervo de Dios debe ser: ‘Predicamos a Cristo; y éste crucificado. Un sermón sin Cristo es como una hogaza de pan sin harina. ¿Ningún Cristo en su sermón, señor? Entonces vete a casa y no vuelvas a predicar hasta que tengas algo que valga la pena predicar. (7/9/1876; sermón #2899, Charles Spurgeon)
Esa frase la leí hace muchos años, mientras venía de una reunión en la que la Palabra de Cristo, y Cristo crucificado, escaseaba enormemente en su riqueza y abundancia. No sé si alguna vez has oído, notado, o hecho una predicación así, pero es lamentable encontrar que iglesias, llamada la novia de Cristo, exaltan todo tipo de cosas en sus sermones como la familia, las amistades, el éxito material, la sanidad física, el autoestima ¡Menos a Cristo!
Cristo es la adoración de su Pueblo, el Novio de la novia redimida, el Amado celestial entregado en salvación por pecadores indignos, completamente merecedor de suprema alabanza y de toda la exaltación en los corazones y labios de su iglesia, pero muchas predicaciones de hoy, cargadas de moralismo, entretenimiento y vanidad, han robado su gloria y opacan toda su belleza y majestad.
Recuerdo haber escuchado a alguien cercano que me dijo que en su iglesia local se había tomado un día de la predicación de la Palabra para hablar de cómo cuidar bien a sus mascotas ¿Cómo se llega a este punto en el que hablar de cómo cuidar a las mascotas en casa puede ocupar la oportunidad que tiene la iglesia reunida de ser edificada en su amor por Cristo? ¿Cómo puede ser que reunamos a inconversos necesitados de salvación solo para hablarles de cómo cuidar a su perro en casa? ¿Cómo es que llegamos a desperdiciar el día de salvación (2 Co. 6: 2) hablando de todo, menos de nuestra mayor ocupación como cristianos? Cuándo nos alejamos de la predicación bíblica y perseguimos aquello que nuestra comezón de oír le parece agradable (2 Ti. 4: 3) esto y cosas peores llegan a predicarse en nuestras iglesias locales.
¿Cómo es la predicación bíblica?
Esta es una pregunta profunda que merece una respuesta digna. Es por esto que mencionaré sólo tres características de forma resumida, y al final de todo esto, una maravillosa invitación para seguir aprendiendo sobre esta bendita labor:
- Es cristocéntrica: Como benefactores de este lado de la historia de la redención, nuestra tarea es continuar lo que Cristo le encomendó a los apóstoles y demás discípulos (Mt. 28: 19 – 20) y la mejor forma de aprender cómo hacerlo, es aprendiendo del mismo Cristo y de sus primeros seguidores.
Cristo enseñaba a sus discípulos a ver cómo toda la Escritura apunta a su persona y obra redentora (Lc. 24: 27; 44 – 48) y los discípulos no hacían otra cosa que, a través de toda la Escritura, presentar a Jesús cómo el Mesías prometido, Él único que traía salvación.
Mira por ejemplo lo que hacía Pedro el día de Pentecostés (Hch. 2: 14 – 41) o lo que hacía Esteban cuándo predicaba ante el concilio (Hch. 7: 2 – 60) era lo mismo que hacía Pablo cuándo predicaba en todos sus viajes:
Esto mismo es lo que se supone que la iglesia debería seguir haciendo ahora, hasta el día en que Jesucristo venga ¡Proclamar que Jesús es el Cristo desde toda la Escritura, y que en Él hay salvación eterna! Nuestra tarea es presentar el evangelio cada vez que subimos a un púlpito a predicar y persuadir con argumentos sólidos, como Pablo lo hacía, a la gente que nos oye de que este Jesús, de quien les hablamos, es el Mesías ¡Su única salvación!
- Es fiel a la Palabra: El principio anterior pone un gran desafío sobre aquellos que profesan ¡predicar a Cristo desde toda la Biblia! ¿Cómo puede ser eso posible? ¿Puedo hablar de Cristo en un libro tan complicado como Levíticos? ¿Puedo apuntar a la obra de Cristo desde el corto libro del profeta Abdías? La respuesta es sí, pero no es algo que puedas hacer a la ligera o cómo mejor te parezca. Es necesario que aprendas herramientas de interpretación legítimas para hacerlo.
No se trata ahora de tomar cualquier pasaje que tenga una pizca de sangre y conectarlo con la sangre de Cristo derramada en el Calvario, o de cualquier trozo de madera que se mencione en un relato, y hablar de la cruz de nuestro Salvador inmolado. El otro día escuché cómo alguien utilizaba el color escarlata de la cuerda de Rahab para apuntar a la sangre derramada de Cristo (Jos. 2: 15 – 20) ¡Ingenioso!, Pero no es algo fiel a su interpretación.
Debemos predicar a Cristo desde las Escrituras, pero debemos ser fieles ante Dios de no acomodar o forzar su palabra a cumplir con nuestro deseo de hablar de Jesús a nuestra audiencia. Se requiere de nosotros que seamos fieles administradores de los misterios de la gracia de Dios (1 Co. 4: 1 -2), y eso incluye la forma en cómo ministramos también la Palabra de Dios en la predicación.
- Es relevante: La predicación del evangelio de Jesucristo es el mensaje más relevante de toda la historia ¡Son las buenas nuevas de salvación para la humanidad! Y por ende, ella es importante para el día de hoy. La gente tiende a desconectarse de los sermones que están alejados de la realidad humana. Nuestra tarea es que la predicación del evangelio no solo se quede en un conocimiento teológico profundo, sino también exponer con claridad lo que implica la salvación de Cristo para todas las esferas de la vida humana y aterrizarlo a la práctica de la audiencia.
Analiza, por ejemplo, cómo Pablo abordó a través del evangelio la situación de los hermanos en Jerusalén que pasaban por escasez económica en su segunda carta a los corintios (2 Co. 8 – 9) o cómo el apóstol abordó con el mensaje del evangelio el problema de la desunidad en la iglesia de Filipos (Fil 2 – 4) Son problemáticas reales del día a día, que pueden ser correctamente orientados desde un fundamento teológico sano y cristocéntrico.
He escuchado sermones que son buenos en información teológica, pero que dejan a las personas con los brazos cruzados al no saber cómo deben enfrentar la mañana del lunes con un cónyuge iracundo, un hijo rebelde, una enfermedad persistente y un trabajo mal pagado. Nuestras predicaciones deben ser relevantes para nuestro hoy desde la luz del evangelio, y para esto es necesario tener presente este elemento.
Invitación
La predicación bíblica es importantísima para la salud de los creyentes y salvación de los incrédulos. No es cosa ligera; cuándo predicamos, hablamos ante la presencia de Dios para la iglesia que compró con su sangre ¡Qué gran responsabilidad! La intención con esto no es frustrarte, sino animarte a revisar cómo estás predicando e impulsarte a mejorar esto para la gloria de Dios.
De parte del seminario bíblico Salmo 119, queremos invitarte a tomar parte de nuestro curso gratuito de Predicación Expositiva, en el cuál aprenderás muchas cosas más que es imposible abarcar en un blog. Puedes seguir nuestras redes sociales y así, estar atento a las nuevas convocatorias.
Queremos compartirte de lo que por gracia hemos recibido, para que así, puedan tus enseñanzas y predicaciones ser cristocéntricas, fieles y relevantes para la gloria de Dios, edificación de la iglesia y salvación de los perdidos que ponga Dios a tu alcance.